La Violencia de Género es un fenómeno social
criminal en el que el hombre atenta contra la integridad física y/o
psíquica de la mujer y cuyo resultado tiene consecuencias fatales. El
incremento de mujeres víctimas por agresiones físicas de hombres es
alarmante, pero más preocupante es que existan personas que se
aprovechen de este fenómeno para incrementar su patrimonio u ego, en su
mayoría también hombres, con los llamados: «Cursos de autodefensa,
defensa personal femenina, contra la violencia de género….» y un sin fin
de titulares llamativos para dirigirse a este necesitado colectivo con
el fin de ofrecer técnicas que ayuden a estas mujeres a defenderse de
las agresiones.
Imagínese usted a Juan, el chico de 30 años de su
barrio, al que conoce por su vinculación en la práctica de disciplinas
de artes marciales, que imparte clases en su localidad de defensa
personal, donde en las mismas realiza desarmes contra arma blanca con
una facilidad que ni Chac Norris en sus mejores películas. Entre sus
filas de alumnos con ignorancia supina, se crea un ambiente de sugestión
que llegan a creer que su maestro es casi capaz de levitar al mas puro
estilo de las películas chinas, y esta percepción es trasladada a una
parte de la sociedad más cercana. Ahora Juan, es invencible en su
barrio, y traslada al ayuntamiento su interés por organizar
conjuntamente unas Jornadas Técnicas dirigidas al colectivo de mujeres
víctimas de la violencia de género, donde poder enseñarles a defenderse
de sus agresores. A la concejalía de turno le parece una excelente idea,
y más viniendo de Juan, un experto artista marcial conocido en su
localidad. Tras organizar estas jornadas abonadas a Juan directamente
por el ayuntamiento, obtenidas mediante cuota por inscripción individual
o simplemente como retribución indirecta publicitaria, Juan enseña a
esas mujeres a defenderse contra el ataque con arma blanca, arma de
fuego…
Ahora hagamos un pequeño inciso en la historia de
Juan, y tomémonos un tiempo para resumir una parte de la real historia
de Juan Carlos Aguilar (el monje Shaolin), conocido profesor de artes
marciales, asesino confeso y condenado por el asesinato de dos mujeres.
Puede buscar por la red la trayectoria marcial de este hombre, ha salido
en innumerables reportajes, videos, revistas… todo un experto en artes
marciales y el uso y defensa ante armas blancas. Pues bien, mientras
estaba encarcelado en prisión tuvo que ser hospitalizado tras recibir
una puñalada en el cuello en el desarrollo de una pelea con otro
recluso. ¿Porque no aplico sus grandes conocimientos en artes marciales
para defenderse de esa agresión?.
Volvamos a Juan, durante el desarrollo de las
jornadas, Juan enseña con una facilidad asombrosa como se puede desarmar
un cuchillo y explica varias técnicas a las mujeres asistentes por si
en alguna vez se encuentran en una situación de riesgo saber defenderse.
¿Sabéis lo que hace Juan?, pues trasmitir una falsa seguridad a las
mujeres.
¿Como una mujer en un curso de 4 horas es capaz de
aprender a defenderse de un arma blanca?, ¿Es capaz una persona de
aprender cirugía en un curso de 4 horas?. ¿Es capaz el profesor del
curso tras 5 años o más de experiencia defenderse el mismo con esa
facilidad ante una situación de riesgo por arma blanca?. No, No y No.
Cuando esa mujer se encuentre en una situación de
riesgo e intente aplicar lo aprendido se encontrara con una falsa
seguridad que tendrá un efecto devastador, primero en el estado mental y
segundo en plano físico, el agresor se volverá más violento y el
remedio amplificará la enfermedad.
No se deje embaucar por esos cursos, no haga caso a
las leyendas urbanas, compruebe que se trata de un profesional
cualificado tanto en su trayectoria académica como profesional,
seguramente no le enseñara a defenderse ante un cuchillo pero si le
proporcionara otras herramientas y consejos para que usted se pueda
manejar mejor ante una situación no deseada.